viernes, mayo 09, 2008

Despedida de Pau Llanes... —¿Por qué no?

Quien te mira es Pau Llanes, mi retrato ideal. Quiero que leas mis últimas palabras mientras miras mis ojos que te miran de lejos… Hace ciento cuatro días escribí un poema; era el corazón del primer texto que compuse para Arterapia Sentimental, su eje, su pilar, su Aleph. Dice así:

POEMA DE UN VIAJERO

Paul Morand afirma que el mundo es un libro
del cual no se ha leído nada más que la primera página
si no se ha abandonado alguna vez el lugar en donde nacimos.
Viajar es leer el libro del mundo. La vida es un viaje.
Viajar, más que un placer, es un deber...

El descubrimiento de una nueva ciudad
la sorpresa ante un paisaje desconocido que nos conmueve
sin duda modifican la percepción del lugar anterior del que venimos.
El viajero parece que sólo disfruta
en la ausencia y con la distancia... recordando.

Como en el amor...
Como cuando se escribe un poema de amor...


Han pasado ciento cuatro días desde entonces; te he regalado ciento cuatro paisajes invisibles que imaginar, en donde encontrarnos para compartir nuestros respectivos reflejos que nos acompañan tan leales como nuestras sombras… Yo te leo, tú me lees, nos escribimos, nos leemos, nos reflejamos en nuestras palabras… nos deseamos aun ausentes y a distancia; nos recordaremos aun ciegos e intactos… —¡Qué generosidad la nuestra, mi amor, tan derrochadores como manirrotos con nuestro tiempo!—… Espero haber sido para ti lo que en mi frontispicio prometía: medicina homeopática —mis imágenes, mis palabras curare—, bálsamo eficaz que alivie tu (nuestra común) melancolía; ese brebaje de sagrada composición que te invitaba a tomar frente a mi ventana para envenenarte suficiente… Luego que leas esta despedida puedes ir (cuando puedas, cuando quieras) a leer mi último relato en el anterior post. Es el segundo capítulo de Historias de un tuareg existencial… Lo que se inicia con amor, con amor debe acabar…

Sé que tengo que despedirme… Te lo había anunciado sin decir —diciendo— en mi texto Crónica esotérica de un suicidio anunciado… —un cuento para bloggers... (el 30 de abril). Sí, te confieso: estaba llamando tu atención, como el suicida lo hace con sus próximos. No es que te invitara a salvarme —uno no puede salvar al otro de su destino, ni siquiera a sí mismo del suyo propio aunque lo intente—, sólo quería que empezaras a hacerte a la idea de nuestra inmediata y segura separación, que nos disfrutáramos estos últimos días juntos, que prepararas tu despedida sin prisas de última hora (aunque soy yo el que se marcha y desvanece)… Siempre quise despedirme de mis muertos, o de todos aquellos que algún día fueron todo o parte de mi vida y seguramente nunca más nos volveremos a reencontrar para compartir nuestras cosas. Jamás pude hacerlo, porque casi nunca conocemos cuando llega la muerte tan celosa de su cometido, o la ausencia para siempre, pues todo parece ilimitado y posible… Si no pude hacerlo hasta ahora, al menos hoy me despido como dios manda —pues sé que parto y se me parte el alma hacerlo…

El seis de febrero escribía: “El misterio del encuentro de un hombre y una mujer —o cualquiera de las parejas posibles, por supuesto (ya sabes que soy heterosexual y políticamente incorrecto; hablo tal cual)— está en el poder insuperable de su deseo. Un hombre y una mujer se aman a pesar de sus circunstancias, de los demás, de la amenaza del olvido. Un hombre y una mujer se separan a pesar del poder narcótico de sus recuerdos… Y aunque sabemos que un encuentro nunca es para siempre, que todo finaliza más tarde o más temprano… no dejamos de desear que esta vez sea más duradero, acaso para siempre, si el destino quiere o así estaba escrito”… No fue posible, y mira que lo intentamos y quisimos a dúo; así estaba escrito, así lo dicta mi destino, tan generoso en vida como implacable al final de la partida… Sólo te pido que recuerdes a Pau Llanes hasta más no poder, que me olvides cuando toque, ni antes o después, que me releas y recuerdes cuando la nostalgia trepe por tu garganta y se encarame a tus ojos, ni más ni menos… No lleves luto por mí, amor que me lees, ni arrojes ceniza sobre tu cabeza… Sonríe, ríe a carcajadas si el cuerpo te lo pide; haz el amor o jode o folla con cualquier literatura a mis espaldas, que las tengo grandes, que son fuertes de tanto acarrear belleza de un sitio para otro… —en tu placer al leer(me) fundo (confundo) mi placer al escribir(te)…

Nunca sabrá Marco Antonio Montes de Oca, mi admirado poeta mexicano, cuánto le deben mi vida y mi escritura a aquel poema suyo —El viaje del moribundo— que primero leí cuando aún era casi un niño. Toda mi vida fue como la historia de aquel moribundo que inventó; de él aprendí a vivir a quemarropa, a disfrutar de las pequeñas cosas y hacerlas grandes, a transformar sus valores con la palabra, la magia de la imaginación, el aliento de lo sagrado, con voluntad de belleza, amor… Es justo pues que finalice este viaje con sus palabras, pues le debo una vida memorable (ojalá lo sean también mis creaturas, mi propia obra de creación, que ensayé siguiendo su ejemplo y el de tantos otros como él que disfruté y me inspiraron): …“La vida ya está con misterio trasplantada en la palabra, / otra vida me aguarda, / una vida mil veces filtrada por el cedazo podrido de las tumbas. / Y cuando a los cinco mil años de muerto / yo sea arrastrado por tuzas / y giren mis restos en el carrusel de los gusanos / y mis hermanos de fosa, convencidos de que nunca han de volver, / cambien entre sí las letras de sus epitafios, / sabré levantarme, morir de nuevo, / exponer otra vez las verdades de mi reino”… El tiempo dirá si renaceré como Ave Fénix de mis cenizas o de mi sepultura salada, si muero por no morir o vivo ya enterrado entre tus recuerdos, si moriré para siempre transformado en el pico de un halcón peregrino o en la aleta dorsal de un atún en el Mediterráneo, o seré el octavo color de tu arco iris o la ceja de la ñ que te hace cosquillas mientras me lees… —VERITAS FILIA TEMPORIS (La verdad es hija del tiempo).

No sé si te diste cuenta, amor, que mi ciudad-arquitectura es un mausoleo, un inmenso museo-archipiélago lacustre donde reposa la memoria (dulce y humectada) —son tantos los recuerdos que ajetreo, tan densos y contiguos, que la ciudad exhala bruma, se vela y desvela indolente, felizmente amortajados (yo, ella) entre tus pestañas… Al igual que todo museo tiene su lema —el mío tiene como emblema las palabras iniciales de Finnegans Wake: “riverrum, past Eve and Adam’s”…—, todo mausoleo debe exhibir su epitafio. Una vida me llevó componer el mío: “SÍ… ¿POR QUÉ NO?”… —ojalá entiendas lo que representa y contiene este Aleph… Te confieso que antes de escribir esta frase-epitafio estuve tentado de apropiarme para siempre del que Marcel Duchamp compuso para su tumba —D’ailleurs, c’est toujours les autres qui meurent (Además, son siempre los otros quienes mueren)—, que a su vez “robó” a su amante Maria Martins, quizás para compartir con ella tras la muerte las mismas palabras; eso sí que es amar para siempre… Todo es mar en el mar de tus ojos y tu nombre…

Ultimas voluntades:

Ven cuando quieras a visitar mi tumba. No hace falta que me regales grandes pensamientos ni elocuentes discursos. Una sola palabra tuya bastará para sanarme… Apréndeme de poco en poco, dame tiempo, por favor no me leas de pasada… Tengo tanto que decirte…

Si quieres recordar mis palabras o mis imágenes originales en tu casa, hazlo saber antes a mis chelas, a los que transferí los derechos sobre mis criaturas. Ellos te dirán qué hacer… No te alarmes, son de mi estirpe, tuaregs generosos con los viajeros que buscan, hijos todos de Tin-Hinan

Si puedes, lee mis últimas palabras escuchando Traumerei (ensoñación) de Schumann —interpretada por Vladimir Horowitz o Martha Argerich, por favor; te oiré donde esté.

No olvides nunca que Arterapia Sentimental es un díptico biográfico en ciento cuatro jornadas, un díptico de espejos enfrentados, por supuesto… Algo así como la ciudad invisible de Valdrada de la que te escribí casi al principio de este blog —anda, ve a releerlo luego, hay “chuches” de Zacatecas para tus ojos. Pau Llanes fue su personaje narrador, el gozne que aquí y ahora desaparece sin rechistar…


Dibujo: "Retrato ideal de Pau Llanes veneciano", Evelyn Castro, 2008

218 comentarios:

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Recomenzar dijo...

Vine a desearte un buen final de diciembre date los gustos viví a tu manera dusfrutá la vida amá el amor y cuando la noche venga seguí viviendo sintiéndote tan joven porque el alma no tiene años solo alegrias y dolores solo tiene añps la piel que cubre nuestra caparazóm
me hubiera gustado tus lineas en lo que quedo de nuestro escrito mi voz y los blogger formamos un grupo se una historia de amor besos y lo mejor para vos

Recomenzar dijo...

Tus letras son para saborear cuando forman las palabras

Unknown dijo...

Hola.
Te he encontrado.
Sufro tu mismo mal y no lo sabía.
Me apena suponerme en un final así, aunque reconozco la generosidad de tu legado - acabo de empezar a vestirme con tus adentros.
No se como se sentiran los demas ojos que se te asoman. Personalmente acabo de notar, en mi busqueda constante e incosciente, las huellas de uno de los de mi especie - se que por aquí andamos varios - y justo tengo que asumir contar con uno menos, aunque vivas en mentes de otros.
Tengo tanto que aprender...
salud.

Unknown dijo...

Hola.
Te he encontrado.
Sufro tu mismo mal y no lo sabía.
Me apena suponerme en un final así, aunque reconozco la generosidad de tu legado - acabo de empezar a vestirme con tus adentros.
No se como se sentiran los demas ojos que se te asoman. Personalmente acabo de notar, en mi busqueda constante e incosciente, las huellas de uno de los de mi especie - se que por aquí andamos varios - y justo tengo que asumir contar con uno menos, aunque vivas en mentes de otros.
Tengo tanto que aprender...
salud.

Anónimo dijo...

A veces no es necesario irse. Con un receso, más o menos prolongado, es suficiente, para volver con más ganas a la sala y seguir manteniendo la defensa de la causa asumida.
Suele ser un buen remedio que funciona, porque sabemos que, en ocasiones, es imprescindible retomarse primero a uno mismo para verlo todo mucho mejor, con la nitidez acostumbrada.

Si el viaje ya es irremediable o es inaplazable, en todo caso, buen viaje Sr. Llanes, buena singladura y que sea a un lugar tan hermoso como Tahití, por ejemplo.

Saludos muy cordiales

Westmoreland

Anónimo dijo...

Sé qué estás vivo.Vuelve..........a

Juana dijo...

Hola Pau!,gracias por tu visita.
Saludos desde Mallorca

Clarice Baricco dijo...

Tienes tanto que decir.
Gracias por ir a mi casa y dejar tus sentires.
Sigo pensando qué haríamos con tu gran biblioteca.
Seguimos en nuestras letras.
Un placer conocerte.

Abrazos.

Graciela

Recomenzar dijo...

Es una pena que hayas dejado de escribir lo haces muy bien y te limpia el alma. te cuento estoy bien a solas con mi alma y vos???????????????

Bruma dijo...

Namasté, caminante. Un gusto descubrirte y poder visitar tu tumba para dejarte un suspiro, una sonrisa y un encuentro.
Escribes de maravilla...
Un abrazo.

Gabrielle dijo...

Hola Pau, este relato me ha enternecido mucho, es una despedidacsincera, valiente, esperanzadora, si! lo es por paradójico que suene.

No quiero que te vayas, te extrañaré, mucho! Zacatecas es un estado hermoso... me trajiste un poco de mi pais.

Vuelves????

Gonzalo Villar Bordones dijo...

hay imágenes tuyas en el agua del Gran Canal.

tequila dijo...

Buenas...
Por tu casa; ya sin estar, pero recordando.
Besos, besos, besos

Anónimo dijo...

Yo sólo quería hacer una observación rápida de decir que me alegro de haber encontrado tu blog. Gracias

Cristina Lemus Allen dijo...

Vuelve a escribir por favor. Tus bellas palabras se echan de menos.
Un saludo,
Oceano

Luis Borrás dijo...

¡Gracias!
Un abrazo.
Luis Borrás

Recomenzar dijo...

Estas perdido pero te encontré un beso

clases particulares dijo...

Un blog muy interesante.

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