El quinto día en Tenerife me levanté relativamente pronto… antes de las diez ya estaba desayunando en la calle como si estuviera en casa: un café con leche del tiempo, un buen zumo de naranja recién exprimida, una tostada con tomate y aceite de oliva, y un par de cigarrillos mientras leo la prensa… Ya os podéis imaginar qué leí y en qué me entretuve esa primera media hora: el resultado de las elecciones… —la única noticia realmente novedosa era que Rosa Díez había ganado un acta en Madrid y que UPyD había cosechado más de 300.000 votos… Enhorabuena.
Porque os he contado con harta sinceridad y detalle todo lo acontecido estos días pasados, incluso los motivos y principios de mi viaje, estoy seguro que me vais a disculpar que vele para vuestros ojos lo que hice toda aquella mañana postelectoral en Santa Cruz… Lo único que puedo deciros por ahora lo escribiré en clave hermética, manteniendo la tensión del misterio, con metáforas:
“Entré en el interior de la ballena, penetré en su vientre, y reconocí que ése era el laberinto que venía buscando hace tiempo y quería encontrar ahora. Anduve por sus entrañas, ascendí a sus alturas y bajé a sus subterráneos, merodeé sus galerías y atravesé sus espacios vacíos, y en el camino fui aprendiendo sus tramas y teorías… Sentí este lugar como mi futuro hogar, así lo deseé… Incluso tomé posesión del laberinto inventando nuevos laberintos en su interior —que los contendrá, estoy seguro—, creando ceremonias y rituales sobre la marcha, adivinando su futuro y el mío, ya fundidos, los próximos años que habitaré en esta isla-ballena-laberinto que tiene por nombre Tenerife… Así sea; así será… Amén”…
Eran más de las dos de la tarde cuando salí de las entrañas de la ballena y me fui a comer algo a donde lo hice el primer día, es decir la primera noche. No os aburro más con mis relatos gastronómicos, sólo deciros que almorcé bien —platos de verduras y pescado— y bebí mejor: una botella de vino tinto Gran Tehyda Vendimia Seleccionada 2005 del Valle de la Orotava… rico rico rico… En los postres decidí a dónde viajar esa tarde… ¿Y por qué no a la Orotava, donde elaboran este vino? Ah… y por supuesto a ver el Drago milenario, a Icod de los Vinos… —Orotava me viene de camino y a Icod quiero ir desde el primer día, no puedo perderme esa maravilla vegetal, el Drago canario señor de la isla…
Antes leo a Murakami, a ver qué me dice su oráculo… corría una suave brisa por la calle rasgueando las páginas del libro con amabilidad: “Entre ella y el viento no hay lugar para nadie más —pensó. Y sintió un violento ramalazo de celos. ¿Pero de qué estaba celoso? ¿Del viento? ¿Quién iba a tener celos del viento?”… Escribo releyendo mis notas sobre Los jardines secretos de Mogador de Alberto Ruy Sánchez: “Qué ciego puede estar uno ante ciertas situaciones de la vida, sobre todo en los territorios del amor… Entender a cualquier otro siempre es un reto. Comprender a quien se desea es una aventura llena de trampas y equívocos, errancias y errores… a veces afortunadas; la mayoría de las veces no”… Pienso sobre los laberintos; escribo: “Un escritor, un pintor, no escriben, no pintan para refugiarse en su pintura, en su escritura, sino para exponerla a los ojos de los demás más tarde o temprano y atraer su atención en la indiferenciada generalidad de lo normalizado, convencional y cotidiano. Una de las facultades más excepcionales del escritor y el artista es su condición de seductor de miradas ajenas, de fabricante artesano de artefactos de seducción que atrapen la mirada y la domestiquen en su interior. Pero no basta la simple atracción por el brillo de los espejuelos de su superficie, esa especie de hipnosis repentina, frágil, liviana, del mago de feria y el timador de sensaciones. El artista debe atraer al curioso al interior de su laberinto con una cierta luz inefable que le deslumbre, sólo así culminará su estrategia y placer de ocultar lo que se pretende hacer ver, o por el contrario, de hacer creer que hay algo oculto más profundo de lo que se ve”…
Viajo en gua-gua a la Villa de Orotava; apenas permanezco en la ciudad poco más de una hora… Confieso que me ha defraudado, pero no sus monumentos —La Iglesia de la Concepción, el Hospital de la Santísima Trinidad, el ex-Convento de Santo Domingo (actualmente Museo de Artesanía Hispanoamericana), el ex-Convento de Nuestra Señora de Gracia, y las magníficas casas palaciegas de los Fonseca (o Casa de los Balcones), de los Lercaro, Zárate, Ponte, Mesa, Torrehermosa, el Ayuntamiento, entre otros—, sino por el torpe deterioro de su trama urbana original, la construcción de mediocres arquitecturas en su casco histórico, la destrucción del paisaje de su hermoso valle. Además no he podido ver ni recorrer los “Jardines de la Victoria”, parque señorial diseñado para acoger los restos del Marques de la Quinta Roja —que fue Gran Maestro de la Logia Masónica Taoro— y cuyas terrazas ascendentes y descendentes están surcadas por caminos que representan los canales energéticos de nuestro cuerpo, incluso nuestros chakras o centros de energía espiritual… Volveré para junio —me prometo—, para la Fiesta de Corpus, para asistir al Baile de los Magos… ¡Cómo no!
Tomo un autobús hacia Icod de los Vinos que está cerca. Atravieso los campos de Orotava a Realejos, y de allí a Icod, toda ella una región de grandes y deliciosos vinos que nunca me hartaré de saborear y recomendarlos… —aunque paso de detalles; tampoco estoy aquí para describir el cultivo de sus viñas y las formas caprichosas de sus cepas, ¿no?... Llego a Icod a media tarde y enseguida me dirijo a “saludar” al viejo Drago milenario; son unos cientos de metros desde la estación de autobuses… Por fin llego a una plaza elevada sobre la carretera y admiro desde allí a media distancia al Rey Drago… —¡Qué maravilla de la naturaleza, dios!, qué varonil elegancia, qué poder el de su presencia—… ufff… supera en mucho la imagen que me había hecho de él a través de sus reproducciones… Hay que estar a su frente, y no digo a su sombra, para sentir su fuerza telúrica, esa excepcional energía que emana tranquilo y en silencio, esas serenidad y sabiduría de siglos… Humildemente, dejo por unos minutos que el eje del universo que me atraviesa y acompaña fielmente se transfiera surfeando sobre mi mirada a Su Majestad vegetal. Él es el centro del universo, aquí y ahora; y no sólo eso, sino también el punto de sutura y unión entre la tierra y su cielo… su cordón umbilical.
Algunos exagerados dicen que tiene más de 3.000 años, otros que 1.000, los especialistas dicen que 400 o 500 a lo más… Me da igual lo que digan los unos y los otros. Éste árbol es el Señor… Nada más verlo interpreto que el Drago, este drago, representa como nada los principios y las fuerzas yin-yang de la isla: lo que penetra en la tierra y se extiende en las alturas; lo que surge de la tierra y asciende al cielo; lo femenino y lo masculino misteriosamente ensamblados y compenetrados; las raíces que se hacen viajeras, arriba… los frutos, las hojas, las ramas que se reproducen y hacen sangre roja, dentro y hacia abajo… lo que es profundo y externo a la vez, lo que es femenino y masculino en todo uno… Desde luego el Drago tiene la cualidad de representar todo esto y más, que no es sino permanente transformación y cambio, es decir naturaleza en estado puro… Pero también representa en particular la figura de lo masculino en la isla; como el volcán es su figura femenina… Cierro los ojos y recuerdo la ilustración del libro Miscellanea d’Alchimia en donde se representa el Árbol Filosofal: el mercurio, el principio mineral raíz, que asciende como por las venas del cuerpo a través del tronco del árbol-falo, transformándose en todos los metales, extendiéndose por sus ramas al mundo en el tremolar de sus hojas y la aventura de sus frutos semilla, viajeros… ¡Sublime!... Cierro los ojos y compongo una oración…
"Navega mi semen, oh, Señora, sobre las olas tsunami de mi sangre que hierve por tus caricias, atemperado al aliento de tus besos y saliva que vacías en mi garganta… Ya en tu mar, en la bahía de tus entrañas, me apresuro a llegar a ti estremecido por las urgencias de tus dedos, la tormenta de tus gemidos, los terremotos de tu piel… El huracán de tu cuerpo me lleva a ti en volandas, feliz y confiado… Asciendo a tus cimas y de inmediato me derramo desde tu estatura… Soy, todo yo, la lluvia de primavera que se filtra por tus hendiduras y humedece tus desiertos…Vengo a sembrarte, mi amor, a que me guardes… a permanecer entre tus brazos tras la aventura de mis viajes media vida… a cultivar cuentos cada noche… a recolectar caricias de mañana bien pronto, cuando canta el gallo… No creo que haya nada más hermoso que ver atardecer juntos —los días, nuestras vidas—, sentados bajo el árbol que nos da sombra… en nuestras mecedoras, frente al océano de nuestras miradas, cogidos de la mano... contemplando las finas arrugas de nuestros ojos, despues de haber visto tanto, milagro tras milagro… Así sea; así será… Amén".
Vuelvo a “casa” sobrecogido y extenuado por tanta belleza estos días, por la emoción… Mañana volaré a mi isla mediterránea, pero una parte de mí se queda rondando los paisajes de esta isla mientras me decido a volver… —y tú a encontrarme aquí en esta isla-ballena-volcán… Sólo puedo prometerte un laberinto que aspiro a ganar en tu nombre… y un hilo de plata con el que tejer sueños… ¿Deseas algo más?... Te amo es decir poco…
Porque os he contado con harta sinceridad y detalle todo lo acontecido estos días pasados, incluso los motivos y principios de mi viaje, estoy seguro que me vais a disculpar que vele para vuestros ojos lo que hice toda aquella mañana postelectoral en Santa Cruz… Lo único que puedo deciros por ahora lo escribiré en clave hermética, manteniendo la tensión del misterio, con metáforas:
“Entré en el interior de la ballena, penetré en su vientre, y reconocí que ése era el laberinto que venía buscando hace tiempo y quería encontrar ahora. Anduve por sus entrañas, ascendí a sus alturas y bajé a sus subterráneos, merodeé sus galerías y atravesé sus espacios vacíos, y en el camino fui aprendiendo sus tramas y teorías… Sentí este lugar como mi futuro hogar, así lo deseé… Incluso tomé posesión del laberinto inventando nuevos laberintos en su interior —que los contendrá, estoy seguro—, creando ceremonias y rituales sobre la marcha, adivinando su futuro y el mío, ya fundidos, los próximos años que habitaré en esta isla-ballena-laberinto que tiene por nombre Tenerife… Así sea; así será… Amén”…
Eran más de las dos de la tarde cuando salí de las entrañas de la ballena y me fui a comer algo a donde lo hice el primer día, es decir la primera noche. No os aburro más con mis relatos gastronómicos, sólo deciros que almorcé bien —platos de verduras y pescado— y bebí mejor: una botella de vino tinto Gran Tehyda Vendimia Seleccionada 2005 del Valle de la Orotava… rico rico rico… En los postres decidí a dónde viajar esa tarde… ¿Y por qué no a la Orotava, donde elaboran este vino? Ah… y por supuesto a ver el Drago milenario, a Icod de los Vinos… —Orotava me viene de camino y a Icod quiero ir desde el primer día, no puedo perderme esa maravilla vegetal, el Drago canario señor de la isla…
Antes leo a Murakami, a ver qué me dice su oráculo… corría una suave brisa por la calle rasgueando las páginas del libro con amabilidad: “Entre ella y el viento no hay lugar para nadie más —pensó. Y sintió un violento ramalazo de celos. ¿Pero de qué estaba celoso? ¿Del viento? ¿Quién iba a tener celos del viento?”… Escribo releyendo mis notas sobre Los jardines secretos de Mogador de Alberto Ruy Sánchez: “Qué ciego puede estar uno ante ciertas situaciones de la vida, sobre todo en los territorios del amor… Entender a cualquier otro siempre es un reto. Comprender a quien se desea es una aventura llena de trampas y equívocos, errancias y errores… a veces afortunadas; la mayoría de las veces no”… Pienso sobre los laberintos; escribo: “Un escritor, un pintor, no escriben, no pintan para refugiarse en su pintura, en su escritura, sino para exponerla a los ojos de los demás más tarde o temprano y atraer su atención en la indiferenciada generalidad de lo normalizado, convencional y cotidiano. Una de las facultades más excepcionales del escritor y el artista es su condición de seductor de miradas ajenas, de fabricante artesano de artefactos de seducción que atrapen la mirada y la domestiquen en su interior. Pero no basta la simple atracción por el brillo de los espejuelos de su superficie, esa especie de hipnosis repentina, frágil, liviana, del mago de feria y el timador de sensaciones. El artista debe atraer al curioso al interior de su laberinto con una cierta luz inefable que le deslumbre, sólo así culminará su estrategia y placer de ocultar lo que se pretende hacer ver, o por el contrario, de hacer creer que hay algo oculto más profundo de lo que se ve”…
Viajo en gua-gua a la Villa de Orotava; apenas permanezco en la ciudad poco más de una hora… Confieso que me ha defraudado, pero no sus monumentos —La Iglesia de la Concepción, el Hospital de la Santísima Trinidad, el ex-Convento de Santo Domingo (actualmente Museo de Artesanía Hispanoamericana), el ex-Convento de Nuestra Señora de Gracia, y las magníficas casas palaciegas de los Fonseca (o Casa de los Balcones), de los Lercaro, Zárate, Ponte, Mesa, Torrehermosa, el Ayuntamiento, entre otros—, sino por el torpe deterioro de su trama urbana original, la construcción de mediocres arquitecturas en su casco histórico, la destrucción del paisaje de su hermoso valle. Además no he podido ver ni recorrer los “Jardines de la Victoria”, parque señorial diseñado para acoger los restos del Marques de la Quinta Roja —que fue Gran Maestro de la Logia Masónica Taoro— y cuyas terrazas ascendentes y descendentes están surcadas por caminos que representan los canales energéticos de nuestro cuerpo, incluso nuestros chakras o centros de energía espiritual… Volveré para junio —me prometo—, para la Fiesta de Corpus, para asistir al Baile de los Magos… ¡Cómo no!
Tomo un autobús hacia Icod de los Vinos que está cerca. Atravieso los campos de Orotava a Realejos, y de allí a Icod, toda ella una región de grandes y deliciosos vinos que nunca me hartaré de saborear y recomendarlos… —aunque paso de detalles; tampoco estoy aquí para describir el cultivo de sus viñas y las formas caprichosas de sus cepas, ¿no?... Llego a Icod a media tarde y enseguida me dirijo a “saludar” al viejo Drago milenario; son unos cientos de metros desde la estación de autobuses… Por fin llego a una plaza elevada sobre la carretera y admiro desde allí a media distancia al Rey Drago… —¡Qué maravilla de la naturaleza, dios!, qué varonil elegancia, qué poder el de su presencia—… ufff… supera en mucho la imagen que me había hecho de él a través de sus reproducciones… Hay que estar a su frente, y no digo a su sombra, para sentir su fuerza telúrica, esa excepcional energía que emana tranquilo y en silencio, esas serenidad y sabiduría de siglos… Humildemente, dejo por unos minutos que el eje del universo que me atraviesa y acompaña fielmente se transfiera surfeando sobre mi mirada a Su Majestad vegetal. Él es el centro del universo, aquí y ahora; y no sólo eso, sino también el punto de sutura y unión entre la tierra y su cielo… su cordón umbilical.
Algunos exagerados dicen que tiene más de 3.000 años, otros que 1.000, los especialistas dicen que 400 o 500 a lo más… Me da igual lo que digan los unos y los otros. Éste árbol es el Señor… Nada más verlo interpreto que el Drago, este drago, representa como nada los principios y las fuerzas yin-yang de la isla: lo que penetra en la tierra y se extiende en las alturas; lo que surge de la tierra y asciende al cielo; lo femenino y lo masculino misteriosamente ensamblados y compenetrados; las raíces que se hacen viajeras, arriba… los frutos, las hojas, las ramas que se reproducen y hacen sangre roja, dentro y hacia abajo… lo que es profundo y externo a la vez, lo que es femenino y masculino en todo uno… Desde luego el Drago tiene la cualidad de representar todo esto y más, que no es sino permanente transformación y cambio, es decir naturaleza en estado puro… Pero también representa en particular la figura de lo masculino en la isla; como el volcán es su figura femenina… Cierro los ojos y recuerdo la ilustración del libro Miscellanea d’Alchimia en donde se representa el Árbol Filosofal: el mercurio, el principio mineral raíz, que asciende como por las venas del cuerpo a través del tronco del árbol-falo, transformándose en todos los metales, extendiéndose por sus ramas al mundo en el tremolar de sus hojas y la aventura de sus frutos semilla, viajeros… ¡Sublime!... Cierro los ojos y compongo una oración…
"Navega mi semen, oh, Señora, sobre las olas tsunami de mi sangre que hierve por tus caricias, atemperado al aliento de tus besos y saliva que vacías en mi garganta… Ya en tu mar, en la bahía de tus entrañas, me apresuro a llegar a ti estremecido por las urgencias de tus dedos, la tormenta de tus gemidos, los terremotos de tu piel… El huracán de tu cuerpo me lleva a ti en volandas, feliz y confiado… Asciendo a tus cimas y de inmediato me derramo desde tu estatura… Soy, todo yo, la lluvia de primavera que se filtra por tus hendiduras y humedece tus desiertos…Vengo a sembrarte, mi amor, a que me guardes… a permanecer entre tus brazos tras la aventura de mis viajes media vida… a cultivar cuentos cada noche… a recolectar caricias de mañana bien pronto, cuando canta el gallo… No creo que haya nada más hermoso que ver atardecer juntos —los días, nuestras vidas—, sentados bajo el árbol que nos da sombra… en nuestras mecedoras, frente al océano de nuestras miradas, cogidos de la mano... contemplando las finas arrugas de nuestros ojos, despues de haber visto tanto, milagro tras milagro… Así sea; así será… Amén".
Vuelvo a “casa” sobrecogido y extenuado por tanta belleza estos días, por la emoción… Mañana volaré a mi isla mediterránea, pero una parte de mí se queda rondando los paisajes de esta isla mientras me decido a volver… —y tú a encontrarme aquí en esta isla-ballena-volcán… Sólo puedo prometerte un laberinto que aspiro a ganar en tu nombre… y un hilo de plata con el que tejer sueños… ¿Deseas algo más?... Te amo es decir poco…
Fotos: "Drago milenario de Icod", Tenerife, marzo 2008; ilustración de Miscellanea d'Alchimia, s. XV
9 comentarios:
Fragmento de PIEDRA DE SOL (Octavio Paz)
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante…
Pau,
Te vi en el blog de Marichuy y me dio curiosidad entrar al tuyo: que lindo!! Felicidades. Por cierto ese Draco es Dracaena draco, antes incluido en la familia de los agaves (que estudio), es muy hermoso. Saludos
¿Qué le dices a ese ser milenario cuando lo tienes ante ti? Cuando pienso en estas cosas, me da la sensación de que alguna gran verdad tiene que esconderse entre sus ramas. No sé por qué pero, conociéndome, yo me marcharía diciéndole simplemente: Tienes razón, mañana lloverá.
Bendigo tus mentiras, gato, porque mi lengua no se ha afilado lo suficiente para ser serpiente.
Y con esto llegamos a los postres. Té calentito, que perfume la estancia y dulce chocolate, el único capricho que me consiento. Ahora soy yo la que escribirá mentiras para otros... Si no fuera por obligación y plazos de entrega sería más bonito.
Que hermoso escribes, pensar que estabas cerca de mi casa en ese viaje que hiciste. Aqui hay mucha, mucha mas belleza por descubrir...
Esperaré el fin de semana para seguir descubriendo algo mas de Tenerife y de ti.
Un beso
Tener celos del viento...
Me gustó encontrarme estas palabras al principio, y aún están aquí.
Él, un verdadero artista, que sin pretenderlo viste su cuerpo con traje de hojas y nos deslumbra con su danza. Que está en todas partes y hendiduras de las piedras volcánicas. Que nos fecunda la boca de sal cuando lo besamos en un acantilado, cerca del mar.
Más que celos, envidia.
Tengo envidia del viento y de tí... :-)
(pero me acontento con el viaje que me contagian tus letras...aunque no negaré que ya me ha entrado el gusanillo de irme hacia allí..)
Saludos...!
(sigo leyendo...)
buenas Pau
me gustan los cambios de estilo,chocantes.
Es curioso nunca me habia parado a pensar en lo que quiere o busca el escritor.Con mis lecturas soy egoista.Y aqui encuentro lo que piensas,"el arte del atraer miradas".
Por cierto, se pueden hacer peticiones? vamos, a la carta? es que me quedé con ganas de leerte saboreando y hablando de vinos.
Me das envidia.Me he sentido transportada a tu isla-volcán a la que llamas Tenerife pero ... estuve allí y no vi lo que tú. Será que los lugares que visitamos cambian como un caleidoscopio y las imagenes y recuerdos dependen del que lo maneje.
espero estes pasando buenas vacaciones
un beso
He leído todos los posts sobre tu viaje antes de pararme a comentarte. Ahora que he terminado me veo sin nada que comentar. Te he acompañado en tu viaje y, mientras tanto, he hecho yo el mío propio: el viaje de la nostalgia de quien vive lejos de su tierra y contempla un trocito de ella a través de ojos extraños. Me ha gustado este viaje contigo.
Lo he disfrutado.
Besos
P.S.: Una pequeña curiosidad ¿por qué escribes gua-gua? Así, con ese guión entre medias. Me resulta muy curioso
finalizó el viaje y me entraron unas ganas enormes de ir, debe ser una tierra hermosa, y sabes? tu viaje despertó ese otro viaje que debo hacer yo, bueno, la espiritualidad llama a la espiritualidad, jeje, leerte tampoco fue casualidad
A mí también me encantó Tenerife y tambíen me he currado una mini-guía de viajes....
Os dejo el enlace, ya que supongo que le pueda venir bien a algún lector.
Guía turística de Tenerife
Saludos
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