En su libro Las ciudades invisibles Italo Calvino nos describe Despina, una ciudad en el límite de dos desiertos: uno, el mar, un desierto salado que se extiende indefinido y la rodea; otro, el desierto de arenas o tierras áridas; ambos desiertos que atravesar y padecer… Despina es una ciudad, es decir un oasis de agua dulce tanto para el camellero como para el marinero. El agua dulce es la vida, el bienestar y el reposo, la metáfora más exacta del deseo y el placer, la hipótesis más segura de encontrar compañía. Junto al agua dulce hay gente con la que conversar, mirarse a los ojos, enamorarse… Donde hay agua dulce siempre hubo historias que contar y habrá futuros en los que soñar e imaginar. Donde hay agua dulce vive la gente común, los de siempre y los nómadas viajeros, los que van y vienen, que a su costado se refugian y entretienen por un tiempo… Donde hay agua dulce se refrescan los recuerdos… pero también tomamos el té dulce con menta mientras divagamos sobre nuestros próximos viajes, nos despedimos… Mi Despina es Essaouira, ciudad-puerto-oasis entre dos inmensos océanos desiertos… Yo soy Mogador.
Fotos: Essaouira al atardecer, gente en el zoco, barcas en el puerto. Essouira, diciembre 2006
2 comentarios:
Pau:
Alberto Ruy Sánchez me llevó a Mogador y ahora tú. Nunca lo olvidaré....
Besos, Monique.
Muy lindo, fotos y relato.
¿Duermes?...
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