lunes, febrero 18, 2008

Los secretos que aprendí en Valdrada (II)


... Cuando llegó la noche, recibí la gracia, / las puertas del altar se abrieron, / y brilló en la oscuridad, en el espacio / la desnudez, y se inclinó lentamente, / y despertando, pronuncié: "'¡Benditas seas!", / y en seguida percibí la insolencia / de esta bendición. Dormías, / y para pintar tus párpados de aquel azul eterno / las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa. / Tus párpados azules ahora estaban / serenos, y tibias tus manos.


Fragmento de Los primeros encuentros: poema de Arseni Tarkovski (1907-1989), traducido por Irina Bogdaschevski


Foto: Floración de Iris, Parque Koishikawa Korakuen, Tokyo; junio 2004

4 comentarios:

Cel3ste dijo...

...su rostro es distinto a cada instante... pero su piel no... su piel es color índigo...

Ginebra dijo...

APLAUSOS, que pena que no se oigan. Muy estético y bellísimo. El poema es maravilloso (la poesía es un camino para llegar al Mundo suprasensible, decía Platón, como la música). Te dejé el comentario en los lirios del campo, porque me gusta mucho esta flor.
Muy original la composición. enhorabuena!.

p.d. Tengo problemas para enlazar tu blog al mío. cuando lo intento, pierdo la conexión. ¿tienes idea de porqué será?. Es que tengo que entrar a través de tus comentarios y es un poco pesado eso. un beso.
Dejé algo en mi blog. No es muy bueno, pero sí espontáneo: me siento y tecleo. eso es lo que salió...

Addictive Epicurean dijo...

Lila de nuevo... Para mí siempre serán las flores más dulces que no terminan de crecer en la realidad. De repente, me ha recordado a uno de mis cuentos urbanos favoritos... Es triste no poderse acercar más a la belleza.

Por cierto... ¿sabías que he estado en el mismo parque del que fue robada esa foto? Ju ju. ¡Mañana maquillaje azul!

ev dijo...

Bellísimo...
Te extraño...
Beso